
Hagamos un viaje al hermoso pueblo de Rasiglia, la “Venecia de Umbría”, una ciudad construida sobre el agua.
Rasiglia es un pueblecito de antiguo trazado medieval que ha conseguido mucho con poco, basando su desarrollo turístico en la eco sostenibilidad.
La ciudad conserva el aspecto típico de un pueblo medieval de Umbría, reuniéndose en una estructura de anfiteatro. Las primeras noticias sobre la existencia de la ciudad se remontan a principios del siglo XIII, en los llamados “papeles de Sassovivo”, es decir, el archivo de la Abadía de Sassovivo. Se menciona aquí por primera vez el curtis de Rasilia (1222), que tenía como lugar de culto la iglesia de San Pedro. El término “curtis” da testimonio de la persistencia feudal y podría referirse igualmente a una villa, es decir, un pueblo rural sin fortificaciones.
La abundancia de agua favoreció la construcción de molinos hidráulicos de granos y ya en la primera mitad del siglo XV Rasiglia comenzó a especializarse en el tratamiento de la lana: teñido de hilos y telas y tejido de tejidos crudos. En el siglo XVII su importancia militar disminuyó y Rasiglia se estableció definitivamente por sus actividades artesanales.
Una socia de la asociación local, la señora Milena, me cuenta rápidamente sobre este ambicioso proyecto de eco sostenibilidad y el buen Fabrizio, en su tienda, me muestra cómo deshacerme del plástico, gracias a la ayuda de su válido soporte tecnológico. Con gran cortesía y amabilidad me rinde homenaje con una botella ecológica de esa agua que mana de las innumerables fuentes que, con un ingenioso sistema de canales, la recuperan evitando cualquier desperdicio. Subimos a la torre y tras un agotador paseo me doy cuenta de que aún queda el elemento mejor conservado de las antiguas murallas que protegían el castillo.
Desde esta altura, sin embargo, uno se encuentra inmerso en un maravilloso contexto naturalista, que sólo esta región verde puede ofrecer.
😎 LA CASA EN LA CASCADA
No es el maravilloso proyecto de Frank Lloyd Wright, sino únicamente la casa de Chiara, una chica local que se mudó a Florencia, cuyo compañero me contactó por Facebook para mostrarme su maravillosa casa.
Una auténtica joya es su pavimento, construido encima de los cauces de agua.
Las ranuras termoacústicas “pavimentadas” en vidrio resaltan las cuevas subterráneas iluminadas, que actúan como base para toda la construcción, dando a la atmósfera un aura romántica.
La amable propietaria nos muestra un folleto de cuento de hadas, muy adecuado para su casa rural, en el que las particulares fotos resaltan la belleza de su casa, anteriormente utilizada como B&B, mientras que su novio Angelo, un chef gourmet, se apresura a señalar el potencial turístico del pueblo.
Son tan amables que quieren invitarnos a cenar, a dejarnos probar las delicias del cocinero de la casa, no sin antes haber probado los exquisitos profiteroles de la abuela.
Antes de irse, Angelo nos hace cruzar un pequeño puente de madera, y el comerciante sale reivindicando su propiedad de manera muy autoritaria. Pienso en la inutilidad de esta disputa territorial, porque mientras siga en pie, a nuestro paso transferiremos parcelas y subalternidades catastrales a lo absoluto.
Quien visita Rasiglia no puede perderse el espléndido Santuario de la Madonna delle Grazie a pocos metros del pueblo.
🙂 FUENTES
Artículo escrito y amablemente cedido por Marco Iacometti (marcoiaconetti.com), así como las fotos y el vídeo. El artículo es un extracto del artículo original publicado en Mywandering – Viajes y Reportajes en el mundo: https://mywandering.marcoiaconetti.com/rasiglia-turismo-liquida-e-gustando-bevagna.